viernes, 30 de julio de 2010

Miedo Entre Jazmines I

Todos los lugares y echos de este relato son ciertos y de Córdoba capital.Los nombres de algunas de las personas han sido cambiados por respeto a su deseo de discreción y anonimato.(Los nombres que aparecen han sido elegidos en nombre y como agradecimiento de muchas muchas obras.)

Era otro día de tantos días.

Esperanza caminaba por la judería deseosa de que su jornada laboral comenzara.Era una tarde muy especial porque esta noche tendría una comensal excepcional a la que atender,una DIVA de la opera actual.

-Esta “Gran Señora” es íntima amiga de la familia,así que se merece nuestra mejor atención;cortate un poco,no seas tan…tan extrovertida como sueles ser que nos jugamos un nombre entre la alta sociedad que la rodea,¿entendido?.

-(Seguro que se cree cada palabra de lo que me está diciendo) Sí sí,entendido como siempre Abu.(y esta manía de que le llamemos Abu Yasser cuando se llama Salvador…)

Salvador R.A. era el actual “propietario” del mesón restaurante Santa Clara. Bueno,tenía alquilado el local y ya hacía dos años que no soltaba un duro ni él ni su chico Daniel,pero se creia un grande de la hostelería cordobesa.1,80 y de constitución fuerte,ojos azules como el agua de mar de una isla tropical (aunque cuando Esperanza los miraba le recordaban a la mirada de Annibal Lecter en El Silencio de los Corderos),de sonrisa pícara y maliciosa.Sus “patitas de gallo” permanentes le daban un extraño atractivo a sus 45 años, y con su cabeza redonda afeitada para ocultar la alopecia hereditaria daba una imagen general de tío maduro pero bien cuidado.
El nombre de Abu Yaseer lo adopto cuando se convirtió al Islam.Nacido en una familia laica nunca explicaba el por qué de su conversión.

Su pareja Daniel,era un chico de 27 años de casi 1,90,de biceps definidos y polos de chico rico bien ceñidos para pasear su gracia ante amigos y mirones,de tez muy oscura (juntos parecen café con leche desnatada-reía Esperanza) y ojos negros,miraba a las chicas con el mismo deseo que a los chicos de su edad,y les sonreía con una excesiva timidez falsa para encandilar de forma automática.También quería hacer suyo un nombre musulmán,pero aún no habia elegido cual.
Los íntimos de su entorno pensaban que era porque no lo tenía nada claro.
Provenía de una familia del OPUS que tenían las esperanzas puestas en su hijo menor,prometido con una chica estupenda de su misma orden,y una noche en una cena tan importante como la que Esperanza esperaba aquella noche,sus ojos se cruzaron con los de un tipo maduro que le hizo encender la bombilla interna de su verdadera sexualidad.

Los dos estaban que no cabían en si de gozo por esa visita tan especial,de la cual ya nadie recuerda su nombre…y llegó la gran noche.

Esperanza sacó su juego de llaves para abrir las enormes puertas de más de dos metros y con más de cien años de antigüedad y,allí estaba.Un antiguo convento del siglo XVI,convertido en casa de vecinos,luego casa familiar y actualmente convertido en restaurante. Imagen del Convento Sta Clara (c/Osio)

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